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El concepto de la huella estética en los procedimientos médico-estéticos

En los últimos años, ha habido un aumento exponencial en la demanda y realización de procedimientos médico-estéticos. Además, la edad a la que las personas se someten a su primer tratamiento de este tipo ha disminuido, lo que ha llevado a un mayor número de procedimientos a lo largo de los años. Estas tendencias han dado lugar al surgimiento del término «huella estética». Es posible que aún no hayas escuchado este término, pero es probable que se vuelva cada vez más popular. A continuación, te explicaremos en qué consiste.

La huella estética se refiere a las consecuencias que deja en nuestro rostro un tratamiento médico-estético y cómo moldea nuestro proceso de envejecimiento. Esta huella puede ser negativa o positiva.

Huella estética negativa

Una huella estética negativa se produce, por ejemplo, cuando se utiliza un exceso de rellenos dérmicos, lo que provoca un volumen exagerado en el rostro, conocido como «pillow face» o «cara de almohada». También puede ocurrir cuando se aplica una cantidad excesiva de relleno en una zona anatómica, como los labios, alterando su forma y armonía. Un ejemplo claro de esto sería el uso de rellenos permanentes (como siliconas), que pueden deformar los tejidos. Afortunadamente, estos rellenos ya no se utilizan en la actualidad.

Huella estética positiva

Por otro lado, existe la huella estética positiva, que es lo que buscan tanto los médicos especializados en estética moderna como la mayoría de los pacientes. Se refiere a la realización de ciertos procedimientos estéticos que ayudan a retrasar los efectos del envejecimiento en nuestro rostro, permitiéndonos lucir una piel y una expresión acorde a la edad que sentimos, que en ocasiones puede ser menor a la que indica nuestra fecha de nacimiento. También incluye aquellos procedimientos que corrigen defectos anatómicos, como una mandíbula retrognática (mentón muy corto) o una deficiencia ósea en los pómulos.

Por ejemplo, al corregir un mentón retraído, no solo se mejora la armonía facial, sino que también se realiza una mio-modulación que evita la aparición prematura de arrugas y surcos en el mentón debido al esfuerzo excesivo del músculo mentoniano, que carecía de un soporte óseo adecuado.
Otro ejemplo sería el uso de mio-moduladores en personas que tienen una expresión facial muy marcada y una contracción incluso inconsciente de los músculos del entrecejo, lo cual evita que las arrugas asociadas a la expresión de enojo se acentúen desde una edad temprana.

Huella estética: mujer realizándose tratamientos médico-estéticos

Además, el concepto de huella estética también abarca la realización de tratamientos con ácido hialurónico no reticulado, bioestimuladores de colágeno y el uso de láseres para estimular la producción de colágeno o unificar el tono de la piel, logrando así un cutis más uniforme, saludable y con un aspecto más juvenil que si no se hubiera intervenido. Intervenir en el proceso de cicatrización de manera temprana o remodelar cicatrices establecidas también forma parte de este concepto. Por ejemplo, en el caso de las cicatrices de acné, varios estudios afirman que el uso precoz de terapias láser puede prevenir el desarrollo de cicatrices atróficas.

En resumen, si se interviene en el momento adecuado, utilizando las técnicas y los productos apropiados, respetando los tiempos de desintegración de los productos y, sobre todo, respetando la anatomía, es posible lograr un efecto acumulativo muy positivo e interesante para moldear el proceso de envejecimiento y dejar una huella estética positiva.

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